Poco después de finalizado el encuentro, con el sabor amargo todavía, Pedro explicó con claridad lo que había sucedido. Tal vez para ser fieles a nuestra historia y bautizar la casaca, el sábado nos comimos un estreno de camiseta acompañado de una riquísima ensalada de derrota. El chef fue el destacado árbitro canoso que una vez hubiéramos informado, y que ratificó su mal desempeño, a pesar de que todavía un poco lo queremos por razones desconocidas, tal vez su aspecto bonachón.
De todas maneras la jornada fue una fiesta, como cada sábado ganemos o perdamos, los pibes disfrutaron de la indumentaria corriendo y pateando.
Pura felicidad, eso somos.
Los capitanes del equipo, brutalizados previo al cotejo. Miedo. Claudito se divierte con su mano de goma y parece que posara abrazado a un amigo imaginario. Nada importa, cada uno hace lo que le parece.
Al Negro le colocaron dos piernas de aluminio y se acercó para acompañar al equipo desde el borde de la cancha. Bienvenido de nuevo Negro. Ratificó que a fines de 2038 estaría para volver, tiene su camiseta 14 reservada, ya la hicimos bendecir por el padre Ignacio de Rosario.
Un agradecimiento especial a la gente de banco Macro por apoyarnos en esta nueva etapa.
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