A falta de 3 fechas para el final el sordo quedó formalmente relegado en la lucha por el campeonato. Su clásico rival, La Moma, parece encaminarse hacia el título. Nos sacaron 11 de ventaja, ya los números no dan aunque querramos creer lo contrario. El sordo sigue peleando igual, ilusionado con que se caigan y los alcancemos.
Lo que resta es luchar por el tercer puesto y amar al prójimo, sacar los 9 puntos en juego sin superar los 7 puntos en la tabla de fair play.
Claramente nos creemos mejores personas de lo que realmente somos, consideramos a casi todos los equipos mala leche y sin embargo somos los peores en conducta.
Venimos de dos fechas de goleadas: 5-0 y 3-0, con debut del Tanque Gúngolo, apodado Ibrahimovich en el hall de la fama del sordo. Jugó los cinco minutos finales, tiró una buena pared con jp y le cobraron un offside injustamente cuando tenía pensado girar y encarar al arco. Le quedaban correr 40 metros y patear a gol. Todo lo lindo del fútbol.
El sábado jugamos contra un equipo novato, pichiniqui, que entraron por los asquerosos de Alumni, expulsados del torneo con justa causa. Algunos querían ganar en el escritorio, mas las Escrituras dicen que el sordo ha perdido partidos de todas las formas posibles pero siempre en cancha, incluso representado por el mínimo de 7 jugadores que se exigen para que el partido pueda arrancar.
Fueron épocas de sacrificio del sordo, tiempos en que exponíamos toda nuestra basura futbolística sin capitulaciones ni vergüenza, movilizados por lo que entendíamos una expiación y un destino al que no podíamos ni debíamos escapar. Lo transcurrimos con entereza, sabiendo que eso es lo que nos tocaba. Hoy estamos en el pelotón de los que ganan, pero el sordo sabe que su camino fue y es otro, nuestra tabla no se mide en el lenguaje de los números.
Lo que resta es luchar por el tercer puesto y amar al prójimo, sacar los 9 puntos en juego sin superar los 7 puntos en la tabla de fair play.
Claramente nos creemos mejores personas de lo que realmente somos, consideramos a casi todos los equipos mala leche y sin embargo somos los peores en conducta.
Venimos de dos fechas de goleadas: 5-0 y 3-0, con debut del Tanque Gúngolo, apodado Ibrahimovich en el hall de la fama del sordo. Jugó los cinco minutos finales, tiró una buena pared con jp y le cobraron un offside injustamente cuando tenía pensado girar y encarar al arco. Le quedaban correr 40 metros y patear a gol. Todo lo lindo del fútbol.
El sábado jugamos contra un equipo novato, pichiniqui, que entraron por los asquerosos de Alumni, expulsados del torneo con justa causa. Algunos querían ganar en el escritorio, mas las Escrituras dicen que el sordo ha perdido partidos de todas las formas posibles pero siempre en cancha, incluso representado por el mínimo de 7 jugadores que se exigen para que el partido pueda arrancar.
Fueron épocas de sacrificio del sordo, tiempos en que exponíamos toda nuestra basura futbolística sin capitulaciones ni vergüenza, movilizados por lo que entendíamos una expiación y un destino al que no podíamos ni debíamos escapar. Lo transcurrimos con entereza, sabiendo que eso es lo que nos tocaba. Hoy estamos en el pelotón de los que ganan, pero el sordo sabe que su camino fue y es otro, nuestra tabla no se mide en el lenguaje de los números.
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