viernes, 27 de mayo de 2011

Elogio de la sombra

Como este es un espacio donde un grupo de compañeros de equipo/amigos pueden publicar lo que les plazca y a su vez es un espacio futbolero, os dejo un texto que hace referencia a un veterano jugador de la actualidad y pueden opinar claro...

Saludos!

Recuerdo a Victor Hugo allá lejos, principio o mediado de los noventas gritando ante cada gol de Ortega un emotivo “¡Jujuy! ¡Viva el fútbol!”. Tenía que esperar hasta la noche para ver si ese gol había sido tan bueno como decía VH o exageraba. Un poco y un poco. Siempre aborrecí a River y a Boca por distintos motivos, pero eso no me cegaba de poder apreciar el fútbol de los distintos. Y esa palabra va bien para referirse al Buyito en un par de sentidos. Su gambeta y frenos endemoniados lo llevó al mundial 94 cuando todavía no sabía hablar (era distinto).

Se suele decir que algunos deportistas tienen algo extra, una especie de llama interna que los lleva a dar y a hacer cosas que la mayoría no puede, y allí reside parte de su unicidad. Y la llama, como el pharmakon (al mismo tiempo la cura y el veneno, todo depende de la dosis) es entonces lo mismo que te eleva y que te hunde dependiendo de muchas cosas, y para un deportista, de la flecha del tiempo.

Ortega fue deportado a All Boys, un club inclusivo al parecer (todos los chicos) ya que ya había aceptado al jugador más despreciable, vende humo y sin talento comprobado de Fabbiani entre sus filas y readmitió también al retirado Bartelt, un fugaz pelilargo goleador de Lanús que jugó en ¡la Roma! Quizás Ariel siempre fue borracho, no lo se, pero el cuerpo a los 20 es distinto que a los 37, eso se cae de maduro. Y si tu talento depende de tu físico y la llama te quema tanto que tenés que tomar mucho para apagarla; entonces se complica. Ortega es uno de los últimos exponentes de un fútbol argentino donde coexistieron muchos y buenos futbolistas al mismo tiempo (la Bruja Berti, Vitamina Sánchez, el Conde Galetto, la Vieja Moreno, Diego Bustos, etc.) y donde los tipos de mayor edad tenían privilegios de algún tipo en sus clubes. Se sabe que Francescoli fumaba y no iba a entrenar los lunes, para nombrar un solo ejemplo. Ahora en cambio, al máximo ídolo de un club importante se lo exilia a un club muy menor por no querer hacerse cargo. Es un caso complicado, sobre todo porque ya no marca la diferencia en la cancha y sale en la sección policiales del diario, pero vamos ¿Cuán careta se puede ser? Un técnico que hacía años que no dirigía fútbol profesional y un presidente que tomaba la de Menem (Leer “Yo soy el 10”, divertido libro del capo máximo) y evadía impuestos. Si de ser botones se trata, no se salva nadie en el fobal.

Es triste verlo apartado del lugar donde quiere estar porque un tipo vestido de traje italiano como Simeone en su momento, JJ o Passarella son más puristas que el Papa cuando dicen que un grupo de trabajo necesita orden y reglas claras, cuando Ortega todavía debe ser el ídolo de un par de jugadores riverplatenses. Son burros, no saben nada de tótems.

Que lo echen de Sampdoria porque salía de joda con Caté y Gastón Córdoba está bien, que lo echen de Valencia porque salía con Romario está bien, que lo vayan de Turquía por vaya uno a saber que cosa está bien, pero bueno, no sé, los familiares también traicionan, de estas bajezas está poblado el mundo y el fútbol, recordemos la cámara de América 24 que lo estaba esperando a la salida de un boliche para escracharlo y luego no paradójicamente el dueño de ese canal se lo llevó a Mendoza para que jugara en su club, so pretexto de ayudarlo con su adicción.

En fin, no lo jodan, no quiere ni puede dejar de jugar o chupar. Le quedan un par de gambetas y eso es bastante más que lo que nos da la mayoría.


¡Viva el fútbol!

No hay comentarios: